LA LECHERÍA ESPERA LA PRIMAVERA, PERO ANTES DEBE PASAR EL INVIERNO

La mayor producción no tiene salida, con un consumo acotado y los precios de exportación más bajos en 15 meses

El proceso biológico por el cual las vacas suministran leche está exento de la pandemia global por el nuevo coronavirus.

Esa inmunidad es la que le permite a la producción láctea mundial mostrar un crecimiento interanual, mientras el virus ha infectado de recesión a la mayoría de los sectores de la economía del planeta.

El gran problema a resolver es qué hacer con esa mayor producción, en un contexto de caída en el consumo y de precios internacionales deprimidos.

Argentina no es ajena al aumento que exhibe la cantidad de leche producida. En los primeros dos meses del año, el volumen creció casi 10 por ciento respecto del primer bimestre de 2019, y las perspectivas para lo que queda del año, pandemia de por medio, son que su magnitud crezca alrededor de cuatro por ciento: alrededor de 440 millones de litros adicionales.

Bienestar animal

El clima fue la gran variable que permitió a la producción eludir la crisis económica doméstica y tener un desempeño positivo.

El verano transcurrió sin mayor estrés calórico para los rodeos lecheros, por lo que el bienestar animal se tradujo en mayor productividad.

Este crecimiento también está en función de la cantidad de animales en producción, la disponibilidad y la calidad de las reservas forrajeras ya confeccionadas.

Sin embargo, y una vez más, la lechería nacional enfrenta el desafío de qué hacer con los excedentes de leche.

“Lo que está condicionando el invierno es la falta de volumen de negocios al exterior, por bajos precios para la exportación; además, en el mercado interno hay una caída en el consumo y hay que ver qué va a pasar en la primavera”, admitió un referente del sector industrial.

Como una forma de descomprimir la oferta, algunas cámaras industriales y entidades rurales solicitaron al Gobierno nacional anticipar para este invierno las compras de leche en polvo para los programas sociales del año próximo. Los precursores de esta iniciativa aseguran que la medida ayudaría a sostener el precio promedio de la leche pagado al productor, en especial con la llegada de la primavera, cuando crecerá la producción.

Medido en dólares, el valor del litro de leche abonado por la industria en abril fue de alrededor de 28 centavos, 12 por ciento menos que un año atrás, cuando era de 31,8 centavos de dólar.

En términos de precios relativos, el valor de la materia prima aún conserva poder de compra, más si se tiene en cuenta que el maíz está más barato por efecto de las retenciones; y las tarifas de algunos servicios, entre ellos la energía eléctrica, están congeladas.

La industria no es ajena a esta coyuntura. Si bien hay algunas que trabajan al tope de su capacidad instalada, otras se vieron obligadas a trasladar leche hacia otras empresas.

Sucede que con el precio internacional de la leche en polvo en el valor más bajo desde febrero de 2019 y con un mercado doméstico de lácteos que absorbe sólo 180 litros por persona al año, el ingreso al invierno va quitando márgenes de maniobra.

Por Alejandro Rollán Fuente Agrovoz