ADVIERTEN QUE EL MAÍZ TARDÍO OFRECE ESTABILIDAD, PERO NO ADMITE EQUIVOCACIONES

maíz tardíoGran parte de su productividad depende del híbrido elegido, sanidad, fertilización, siembra, malezas y rotación.

Mientras buena parte del maíz aún espera su cosecha en la provincia, lo lotes comienzan a reflejar los resultados de la campaña que, en muchos casos, van más allá de lo productivo.

El desenvolvimiento del cultivo volvió a ratificar, por ejemplo, que las siembras tardías exigen un manejo diferente que las estrategias de implantación tempranas.

Además de su trayectoria como productor de oleaginosas, la empresa Aceitera General Deheza (AGD) se ha convertido en un jugador de peso en la cadena maicera. En la última campaña sembró 50 mil hectáreas, de las cuales 30 mil están localizadas entre el centro y sur de la provincia.

“Nuestra experiencia indica que ya no se puede hablar de cultivo de maíz en la provincia, sino de diferentes formas de hacer el cultivo”, explicó Hernán Fernández Reuter, gerente regional de insumo de la compañía con sede en General Deheza. El técnico trasmitió la experiencia recogida por AGD en la producción durante la Jornada + Maíz Córdoba 2014, realizada ayer en el Dinosaurio Mall de la ciudad de Córdoba.

“Al momento de hacer maíz, hay que identificar tres formas de hacerlo. Una temprana, para las siembras de septiembre y octubre; otra tardía, para las implantaciones de diciembre que hoy son mayoría en la provincia; y otras para las siembras de segunda sobre un cultivo antecesor”, describió Fernández Reuter.

A excepción del agua, los seis factores restantes que definen la productividad del maíz tardío se pueden corregir con prácticas agronómicas, de acuerdo con las evaluaciones a campo realizadas por la empresa, según publicó La Voz del Interior.

Genética. Elegir híbridos precoces y con biotecnología, en especial para la protección contra barrenador del tallo, son claves en las siembras de diciembre. La fuerte presión observada por la isoca sobre esos maíces hace indispensable un manejo adecuado de los materiales resistentes, con especial interés en la conformación de los refugios.

Sanidad. Se debe seguir muy de cerca, ya que el maíz tardío está más expuesto a patógenos, lo que afecta el rendimiento del cultivo.

Fertilización. En las últimas campañas se han perdido muchos nutrientes del suelo. Está probada la respuesta del maíz a la fertilización de reposición del fósforo con la incorporación de nitrógeno y azufre. Evaluaciones a campo realizadas por la empresa Bunge, proveedora de fertilizantes, muestran un plus de hasta 2.000 kilos de producción en esquemas con fósforo de reposición.

Labranza. Se refiere con exclusividad a la siembra, en la que la calidad de la implantación es el objetivo principal. Ajustar la densidad para evitar el vuelco de la planta es estratégico. “En esta campaña, por un error de cálculo en la densidad hemos tenido un lote tardío en el cual la caída de planta llega al 40 por ciento, con 25 por ciento de humedad, lo que indica que las plantas se seguirán cayendo”, admitió el Fernández Reuter.

Si bien las siembras tardías se comportan más estables, no toleran equivocaciones. Una mayor densidad de siembra a la aconsejada genera una mayor competencia entre las plantas, en su momento de mayor crecimiento, lo que termina debilitando la caña y potenciando las posibilidades de vuelco.

Malezas. En las siembras de diciembre su presencia puede estar acotada, debido al control inicial, lo que favorece el crecimiento de la planta.

Rotación. La demora en la implantación puede favorecer la recepción de agua por parte del lote. Si bien en las siembras tardías, la rotación ocupa el último lugar en la lista de los factores claves elaborada por AGD, en los planteos tempranos su papel es más relevante, por debajo del agua, fertilización y la genética.

Fuente: La Nación