LA ARGENTINA VIOLENTA

GOYAEditorial de Las Bases escrito por el Vicepresidente 2º de CRA, Juan Carlos Goya.

Nunca, la violencia extendida en la sociedad es un fenómeno instantáneo, en líneas generales aparece luego de una macerada incubación en donde se van sumando hechos, circunstancias,
conductas, decisiones que coadyuvan a que cada individuo entienda que es por mano propia la tarea para conseguir lo que quiere.
Esta idea es de doble vía, hace que quien roba se justifique y quien pega al delincuente detenido también se justifique, el primero sintiéndose parte de una comunidad marginada o sin oportunidades, en donde no hay trabajo para su calificación laboral y entonces se siente con derecho para robar, saquear o conseguir rápidamente lo que no está dispuesto a hacer por el camino del esfuerzo.

Juega también en esta conformación de pensamiento la certeza del poco riego que corre, dado que si es aprehendido en poco tiempo estará libre, por tanto no hay coerción a la conducta disvaliosa.

Otra variante, cada vez más difundida es la necesidad de conseguir dinero para comprar droga,
modalidad del arrebato del que ni siquiera da cuenta la estadística porque quien lo sufre tiene la doble tarea de haber vivido la violencia y luega la de padecer el sistema de denuncias, lento y burocrático que en muchos casos hace desistir de denunciar, porque al final, como dice la expresión popular “entran por una puerta y salen por la otra, mientras yo todavía estaba adentro».

Las modalidades van cambiando y se arman negocios con el producido de lo robado que tiene complicidades en vastos sectores de la sociedad, fue el robo de estéreos, de cubiertas o de automotores, hasta que de a poco se expandió al campo y allí vimos que con modalidades más violentas cientos de productores sufrieron robos, ya no de haciendas, que resultan un clásico, sino de granos, cascos y en mucho casos les robaron la vida.

En esto los Gobiernos,  tienen por acción u omisión la cuota más grande de responsabilidad, la constante violencia verbal genera una actitud divisoria en la sociedad, que confunde y alimenta a quienes delinquen, supuestamente  amparados con la disculpa de la exclusión social, negarla sería hipócrita, pero también debiéramos aprender que si los que conducen  el país no dan ejemplo o lo dan en sentido negativo, es mucho más difícil educar e integrar una sociedad de mejores ciudadanos.

Los linchamientos, condenables por cierto, demuestran el brote de intolerancia al que se llega hartos de pedir «hagan algo», sin duda que a la cuenta de la “década ganada” habrá que sumarle en su haber la construcción de una cotidianeidad violenta, que se pasea por todo el país, sin distinciones, mientras el Gobierno, tras 10 años, no tiene otra respuesta que repartir las culpas al pasado.

La ciudadanía mira perpleja, el circulo que une a malos policías con narcotraficantes, a estos con políticos, a estos con ladrones y así podríamos seguir el listado sin salir de nuestro asombro. Quienes tienen la ambición de erigirse en autoridades en 2015 deben mostrar a la sociedad el compromiso, los objetivos y los hombres que tendrán la obligación de suturar una sociedad cansada de morir en cada esquina o de ver al que delinque sin que la Justicia le llegue nunca.

Voltaire enseñaba a principios de 1700, que “Los pueblos a quienes no se hace justicia se la toman por sí mismos más tarde o más pronto». Tengamos la templanza que nos permita dejar de retroceder y construir una Nación co recuperación de valores, antes que sea demasiado tarde.

CRA