Las excesivas lluvias de las últimas semanas volvieron a colapsar la matriz productiva, especialmente en el centro provincial
A los tradicionales reclamos de infraestructura, ahora se suman otros más profundos como la imposibilidad de generar arraigo o diversificar la producción.
El desolador panorama que ocasionaron las lluvias acumuladas entre el 23 de diciembre y el 4 de enero últimos, con acumulados que en varios lugares rondan los 500 milímetros, evocó en los productores el drama de abril de 2016, cuando una situación similar puso en jaque al tambo y ocasionó grandes pérdidas en la cosecha de soja, que estaba lista para levantarse.
A menos de un año de aquel desastre, la reedición del drama hídrico reavivó la discusión sobre la infraestructura regional, especialmente acerca del estado de los caminos, los canales y la provisión de energía eléctrica.
Marcelo Dándolo, presidente de la Sociedad Rural de Las Colonias, planteó que para los tambos “es otro abril más, con caminos intransitables, con productores que tiraron leche porque no pueden salir; se les cortó la luz y la EPE no puede llegar porque no hay caminos”. Y sumó complicaciones en agricultura por la postergación de la siembra de soja y maíces de segunda, mientras los girasoles que están listos no se los puede cosechar (en ciertos casos se habían pulverizado para desecarlos anticipadamente) y algunos ya empezaron a caerse. Los maíces para silo están buenos, pero no se pueden picar. ‘Si se demoran se enferman y se embolsa mala calidad”, explicó.
“El clima es impredecible y pasan cosas que antes no se daban tan seguidas; de todas maneras vimos una buena intención de canalizar algo fuertemente después de abril y es como que quedó en la nada, entonces de una vez por todas tenemos que transitar un camino para prevenir estas cosas porque vienen para instalarse, si no la pasamos de una emergencia a otra”, reflexionó. Y advirtió: “a muchos productores, sobre todo a los tamberos, se le terminan de caer los brazos; yo creo que con esto se va a profundizar el cierre de muchos más tambos”.
Para el dirigente, por más que el precio de la leche mejore, soportar tres inundaciones seguidas, más la dificultad de retener gente en el campo, “hoy es inhumano” para el productor. “Tenemos que dar una vuelta de página, organizar cómo seguir hacia adelante y tener una visión a largo plazo para empezar a trabajarla”, reclamó.
La declaración de emergencia -dijo el ruralista- puede ser una solución coyuntural, pero “después hay que trabajar para que no se repita por falta de soluciones”. Según su opinión, hace falta un cambio profundo en infraestructura “porque las redes de caminos, rutas y electrificación son viejísimos, entonces hay que atacar eso y modernizarlo”.
Por su parte Javier de la Peña, presidente de Asociación Unión Tamberos, con sede en Franck, una de las zonas que sufre problemas hídricos con mayor recurrencia, sentenció: “seguimos con la misma crisis histórica; el agua no sale, la red de canales no está armada, hay tambos que están sin energía eléctrica y tuvieron que tirar la leche, las reparaciones son lentas, los caminos no están, los ripios se destruyeron en las lluvias de abril y no se recompusieron; o sea que el panorama es bastante crítico”.
Respecto de abril dijo que esta es una mejor época, los silos aún no se perdieron, las pasturas se pueden recomponer, aunque muchas ya se perdieron por 10 días de anegamiento. Aún así “la perspectiva productiva es mala, por la sucesión de los daños: a lo de abril se agregó la piedra en noviembre y ahora esta nueva crisis hídrica”.
Para el dirigente cooperativo, “seguimos discutiendo cuestiones menores y no las de fondo; y eso lleva a que los productores y los dirigentes nos estemos cansando”. A los problemas de infraestructura sumó los comerciales. “Muchos productores aún no conocen el precio de la leche que entregaron el primero de diciembre y eso no es posible en el mundo actual, donde te cobran interés para todo”, protestó. Tampo es comprensible -dijo- que los bancos, incluso el Nación, no otorguen créditos a productores con un capital muy grande en el campo porque no tienen un contrato lácteo para usarlo como herramienta financiera, “pero se lo entregan a alguien que cosecha y tiene tractores como capital”.
Para de la Peña Socios de AUT el clima “obliga a analizar un cambio de esquema productivo” para salir del pastoril, que es más vulnerable, hacia sistemas semiestabulados. “Hay que ver quién financia esta transformación”, se preguntó, y reveló que los socios de la cooperativa hoy producen entre 15 y 20% menos de leche que hace un año. “Y ahora habrá una caída marcada, porque ya no hay partos (no se hicieron los servicios en otoño) y con la lluvia ahora es peor”, pronosticó.
Marcelo Aimaro, presidente de Meprolsafe, opinó como Dandolo: “otro desastre más, que se suma al de abril, que creo que se va a llevar a muchos”. Como diagnóstico, sostuvo: “tenemos los caminos cortados y gente tirando leche porque no la puede sacar; otros varados en los campos”.
El dirigente agregó: “la realidad es que no aprendimos; después de semejante catástrofe (de abril) a nivel nacional nadie bajó una línea de hacer algo y a nivel provincial hay intentos de proyectos pero hay que concretarlos, sobre todo una ley de aguas y empezar a realizar las obras maestras que necesitamos”. Sobre todo -afirmó- porque en provincias vecinas, como Córdoba, hubo grandes obras para descargar su excedentes hídricos en Santa Fe.
A las declaraciones del Ministro Luis Contigiani, quien manifestó “la decisión política de que no se pierda un sólo tambo”, Aimaro respondió: “creo que va a ser muy difícil; ojalá se cumpla, pero hay zonas donde se quedaron sin reservas; perdieron las pasturas resembradas y están endeudados ¿cómo hacés para seguir? es muy difícil, no se si el gobierno provincial puede llegar a recomponer las estructuras de estos productores”.
También consideró que las herramientas financieras dispuestas en la emergencia anterior “no sirvieron” al productor, porque sin rentabilidad y desfinanciado es imposible tomar un crédito. “A ese productor hay que salvarlo de otra manera si queremos mantener la estructura productiva y cumplir con lo que decimos del arraigo, la gente viviendo en el campo, que el tambo da trabajo…”.
Desde su óptica, la proyección es de una caída del 25 al 30% de producción lechera entre abril y ahora. “La vaca venía mal, cansada y ahora castigada nuevamente y sin comida ni confort”.
Por Juan Manuel Fernández